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La vida de las ciudades depende de diversos factores: territorio, recursos naturales y fuentes de energía, procesos de producción, educación e interacción, sociedad y gobierno.

La mayor parte de las ciudades en el mundo alcanzaron su estatus a partir del siglo pasado; siglo que se caracterizó por la explotación desmedida de combustibles fósiles (derivados del carbono: petróleo, gas natural, carbón; o uranio). El relativo y falso “bajo costo” que implica la extracción de estos combustibles permitió el crecimiento exponencial de nuestras ciudades. Esta energía no renovable es la energía que se extingue y que transformada afecta la biósfera del planeta.

Monterrey es una ciudad que se caracteriza por su crecimiento horizontal.

Monterrey es una ciudad que se caracteriza por su crecimiento horizontal. Construida en gran parte conforme a modelos de ciudad norteamericana y ayudada por la cultura del automóvil y una pujante economía industrial y de servicios, ha encontrado en el modelo expansivo de ciudad un esquema de crecimiento que permite una factibilidad financiera y altas tasas de retorno para aquellos que financian, construyen y comercializan la ciudad. El “éxito” de dicho modelo se mide en papel moneda. Los desarrollos en su mayoría se conciben como organismos independientes a la ciudad. Se construyen edificaciones e infraestructura atendiendo en primer término a las necesidades del mercado, en segundo término a las necesidades de los usuarios, y en tercer término a las necesidades del medio social y natural.

La rehabilitación del centro de la Zona Metropolitana de Monterrey es una solución de emergencia.

La rehabilitación del centro de la Zona Metropolitana de Monterrey –un centro sub-utilizado y, en fragmentos, abandonado- se inserta como una herramienta dentro de los esfuerzos que atienden a la solución de una emergencia que ya ha dado muestras de su existencia a través del evidente deterioro ambiental y de la crisis económica actual.

El acto de re-utilizar, re-habilitar, re-modelar una estructura física (el centro de Monterrey); representa en sí mismo, un acto sustentable. La importancia de no abandonar esa estructura e infraestructura que es el origen de la ciudad no es sólo una forma de crecimiento responsable, sino también, un acto de integración social.

Las “nuevas” herramientas de las edificaciones sustentables se implementan a manera de accesorio.

Actualmente una parte de la cultura de la sustentabilidad se ha concentrado en la “superficie” de la misma, que ha sido tratada más como una herramienta de mercadotecnia que como un fin en sí mismo. Las “nuevas” herramientas de las edificaciones sustentables se implementan a manera de accesorio, sobre edificaciones que se han desarrollado sin ninguna consideración al medio ambiente ni a los sistemas pasivos de sustentabilidad que conocemos desde hace siglos: uso de materiales adecuados, ventilación e iluminación natural, orientación, conservación de áreas verdes nativas, reforestación del espacio urbano, cuidado de recursos hidrológicos y demás procesos propios de un uso responsable de los recursos naturales.

Se lucra con la certificación de la sustentabilidad, y dicha sustentabilidad es medida y referenciada directamente a través de rendimiento económico, entendiendo ese rendimiento como utilidad soportada sólo por su costo y precio en el mercado y no por su costo real: el social, el energético y el del medio ambiente.

Se concibe el bienestar social como un resultado de una futura democratización de la energía y un uso adecuado de la misma, pero de igual forma y en la misma proporción; el factor social es determinante en el camino a un sistema de vida sustentable.

No es sólo “¿qué, cómo y cuánto ganamos?”; sino también “¿qué, cómo y cuánto gastamos?” Solemos implementar sistemas que nos permiten solucionar las desavenencias con la que nos encontramos al vivir de una manera; pero somos más reacios a renunciar al sistema de vida al que pertenecemos, y de manera más intensa, renunciar a las aspiraciones propias o heredadas de nuestra forma de vida y de nuestras interacciones en el medio social y el medio ambiente.

La regeneración, renovación y conservación del primer cuadro metropolitano es un aspecto fundamental en la vida de Monterrey.

La regeneración, renovación y conservación del primer cuadro metropolitano es un aspecto fundamental en la vida de Monterrey; más allá de los parques temáticos y los proyectos arquitectónicos meramente escenográficos, mediáticos y simbólicos; es preciso intervenir con proyectos concebidos a partir de una profunda reflexión de lo que es viable y responsable. La infraestructura, los recursos y los actores humanos están ahí; es posible potenciar la vitalidad de una zona excepcional y única en la ciudad, que se caracteriza por su diversidad en todos los sentidos y una vida genuinamente urbana y comunitaria.

Nuestro centro urbano es el resultado de lo que sucedió y sucede; y puede ser, si decidimos concebirlo así, los cimientos de esa otra ciudad: la que debemos construir. C2

Sobre el autor

Arquitecto por el ITESM - Campus Monterrey.

Ha dado clases en Monterrey y trabajado en despachos de arquitectura en la Ciudad de México y Mazatlán.

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Arquitecto por el ITESM - Campus Monterrey.Ha dado clases en Monterrey y trabajado en despachos de arquitectura en la Ciudad de México y Mazatlán.

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